Elorrio

Elorrio: la esencia más pura se sirve en frasco pequeño

Elorrio es una villa que destaca por el enorme patrimonio histórico que atesora fruto de un intenso devenir histórico. En este artículo, y al estilo de otros en los que hemos hablado de Laguardia y Oñati, exploraremos los aspectos más interesantes de la pequeña localidad bizkaina.

Un ejemplo de conjunto histórico artístico

Fundada en 1356 por el Conde don Tello, Elorrio es una de las villas más antiguas de Bizkaia y de todo Euskadi. El objetivo de su fundación fue estabilizar la región, en disputa entre diferentes nobles y señoríos gipuzkoanos en el marco de lo que se conoce como Guerras de Bandos.

 La época de mayor esplendor para Elorrio llegaría un siglo más tarde, cuando, merced al gran desarrollo de su industria del hierro, se posicionó como uno de los fabricantes de armas y objetos de hierro de referencia. No en vano, se estima que durante los S. XVI y XVII llegó a surtir de 3.000 picas y 1.500 lanzas al mes a los tercios españoles.

elorrio

a fuerte tradición artesanal ha dejado una huella indeleble en la identidad de Elorrio, que aún hoy se enorgullece de su legado ferrero y así se demuestra en las diferentes fiestas populares que tienen lugar a lo largo del año.

Como consecuencia de su enraizada historia y de una fuerte cultura de conservación, Elorrio presenta hoy día uno de los conjuntos histórico-artísticos más hermosos y en mejor estado de Euskadi. Por ese motivo, recibe la visita de numerosos turistas cada año que buscan conectar con otra época a través de sus muros, edificios, iglesias, fuentes o cruceros.

Qué ver en Elorrio

Ya hemos señalado que Elorrio merece ser visitado por su impresionante patrimonio histórico y arquitectónico. Lo que más llama la atención a la hora de visitar la localidad es la gran riqueza que atesora en cuanto a edificios palaciegos, pero a poco que uno se esmere encontrará muchas otras cosas que merece la pena conocer. A continuación te dejamos una breve lista con algunas de las más importantes:   

  • Seguramente ya has oído hablar de la principal fiesta de Elorrio: Errebonbilloak. La fiesta de Errebonbillo se celebra cada año en el primer domingo de octubre desde hace siglos. No existe absoluta certeza acerca de su origen, pero lo más probable es que sea un vestigio de los antiguos alardes de armas que se realizaban en numerosas localidades de todo Euskadi. La fiesta del Errebonbillo es la única que se mantiene de estas características en Bizkaia, aunque se tiene constancia de otras celebraciones similares en Gipuzkoa, concretamente en Irún y Hondarribia. La celebración en sí consiste en un desfile por el casco histórico de la ciudad desde las 5 de la madrugada, en las que se suceden salvas frente al Ayuntamiento y la Iglesia. A continuación, el desfile continúa realizando diversas paradas ante los edificios más significativos con sus correspondientes salvas.
  • Basílica de la Purísima Concepción. Se trata de la más grande de Bizkaia y el comienzo de su construcción data de 1464. En 1906 se construyó un altar mausoleo en honor a San Valentín de Berrio Otxoa y, para sorpresa de muchos hay que señalar que su campanario es una réplica de la Giralda de Sevilla.
  • San Valentín de Berrio – Otxoa. Elorrio no puede comprender su historia sin la participación de Valentín Faustino de Berrio – Otxoa (1827 – 1861). Se trata de un misionero vasco que viajó a Filipinas y Vietnam a difundir la fe cristiana, lo que le costó la vida. Posteriormente fue beatificado y canonizado y hoy es el patrón de Elorrio y copatrón de Bizkaia. Sus restos descansan en la Basílica de la Purísima Concepción, en el Mausoleo que hemos comentado anteriormente, pero toda la localidad se encuentra plagada de motivos que ensalzan su figura, como la Casa de San Valentín de Berrio – Otxoa, actual oficina de turismo ubicada en un palacio barroco del S.XVI que fue su casa natal.
palacios elorrio
  • Fuente de Berriozabaleta. Se trata de una fuente singular construida en el S. XIX por Manuel Plácido de Berriozabalbeitia. Su diseño singular y el enclave en el que se encuentra le han valido para ser declarada Patrimonio Histórico de Bizkaia, pues en su favor juega no sólo la fuente sino el hecho de que se encuentra en una terraza con unas vistas impresionantes hacia los montes de Urkiola.
  • Muralla de Elorrio. Durante siglos Elorrio fue una villa enclavada en territorios en disputa entre diferentes bandos, lo que motivó que contara desde sus orígenes hasta bien entrada la Edad Media con una muralla. De aquella se conservan sólo 2 puertas: el Portal de Tello o Portal del Campo -la más importante, con el escudo de los Reyes Católicos y el Palacio de Arespakotxaga a su lado- y la Puerta del Cantón de Elvira Iñurrieta. Lo que hoy es el monumento de la calle Arriola sirve de recuerdo de lo que antiguamente fue la Puerta del Rosario.
  • Necrópolis de Argiñeta. Se trata de una necrópolis con un gran número de estelas y sarcófagos que abracan desde el S. VII hasta la Alta Edad Media, lo que sitúa a Elorrio en un puesto singular en el territorio vasco. Las estelas son algo propio del Pirineo navarro, pero pasear por esta necrópolis puede ahorrarte un viaje hasta el Museo de las estelas de Abaurrea Alta, en el Valle Aezkoa (Navarra).
 
  • Cruceros. Elorrio cuenta con numerosos cruceros esparcidos por todo el municipio. En origen, sirvieron para señalizar cruces de caminos y consisten en mástiles adornados con motivos religiosos, entre los cuales la cruz es el elemento central. Todos los cruceros se conservan en muy buen estado -se restauraron entre 2009 y 2016-, lo que invita a realizar una ruta por todos ellos.
portal del campo elorrio
Para un visitante que busque Elorrio en el mapa, puede parecerle a primera vista una localidad pequeña por la que quizá no merezca la pena pasar. Sin embargo, basta estudiar mínimamente su historia y poner un pie en sus calles para comprobar que Elorrio concentra, en sus escasos 38 km² de superficie, la esencia más pura de la cultura y la historia vasca. De ello dan cuenta sus más de 7.000 habitantes, que cada día ponen en valor la gran riqueza arquitectónica que nutre un casco histórico sin igual.